miércoles, marzo 19, 2014

Un libro necesario: PARTÍCULAS EN EXPANSIÓN, José Kozer

La publicación de Partículas en expansión (Santiago: Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, 2014), antología de José Kozer (La Habana, 1940), en ocasión del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2013, resulta una buena noticia especialmente en un país como Chile, obseso con su propia brutalidad eficiente. Este rasgo omnipresente en nuestra historia se traduce literariamente en la obcecación sobre cierta virtud -aparentemente ética- de la escritura directa, ojalá puramente conversacional y lo más bárbara posible, en el sentido de la anulación violenta de aquello que esté más allá de sus fronteras estilísticas. Mucho más democrática se muestra la escritura vericuetera de Kozer, y especialmente leída en esta muy buena selección de Arturo Fontaine: en esta poética compleja e inspiradamente pasmada, no pueden sino compartir espacio la apelación directa y la reflexión personal junto con una labor tanto de superficie como de entraña en el lenguaje mismo. Kozer muestra como pocos algo que constituye una de las necesidades más urgentes en nuestro entorno literario chileno: cómo hacer que la poesía se pregunte por el lugar de la existencia humana en el mundo -de alguna forma, la pregunta primera y última- a través de una labor dolorosa que puede dejarla sin sentido, suelo ni techumbre, y no cabe confundir este esfuerzo con una ornamentación de superficie. En este sentido particular, no cabría la adscripción facilista de Kozer a un neobarroco, sin señalar tanto los alcances de este carácter literario -muchas veces tomado sólo como gesto de moda y/o adecuación a ciertas “cadenas de producción” cultural para ciertos mercados académicos- como lo complejo y original de la escritura de Kozer, que sabe desafiar con éxito clasificaciones cada vez más puramente funcionales y externas a la poética misma.
Eso sí, dada la complejidad y la relativa novedad para el gran público a la que podría aspirar una edición como ésta (de distribución gratuita), habría hecho falta encarar de otra forma la presentación de la obra. Si bien Fontaine realiza una buena selección, y tanto el prólogo como las 50 Partículas que presenta demuestran un conocimiento acabado de la obra de Kozer, se debería haber considerado un afán más didáctico y menos caprichoso en esta zona del texto. Asimismo, no hubiese sobrado en un texto de estas características al menos un ensayo de profundidad de un estudioso chileno sobre la poética kozeriana, que pudiese complementar más fríamente la íntima reflexión De dónde son los poemas y haber puesto en relación a Kozer con el contexto poético latinoamericano actual.

Por último, cabe celebrar especialmente el carácter gratuito del libro, que debería permitir, a través de una distribución que –espero- sea efectiva, que poéticas como ésta puedan ser conocidas y ojalá estudiadas en instancias educativas regulares -incluso del ciclo básico. Si bien para que no sólo Kozer, sino que la poesía contemporánea latinoamericana y mundial pueda romper la muralla falaz que la encierra en la lectura especializada, haría falta un esfuerzo -que no se hace- por parte de todos los estamentos del proceso educativo (y soy consciente de que estoy hablando utopías); iniciativas como ésta llegan a hacer pensar en que gestos de real voluntad por parte de la alta institucionalidad cultural nacional pueden hacer el camino más llevadero para estos sueños sueños que ya muchos creemos necesarios.

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