lunes, enero 22, 2024

Mirando a ras de suelo: sobre EVOCACIONES, de Juan Rivano

Asombra que haya quienes todavía comprendan la filosofía como un amor abstracto hacia un Saber esencial que se separa del suelo hasta lo indecible. Traer de vuelta la elucubración hacia el mundo para saber mirar a este de nuevo: es una visión que asocia a la filosofía más al arte que a una técnica lógica o matemática.

Cabe considerar esto al leer las Evocaciones, de Juan Rivano, pensador, filósofo, dramaturgo y novelista, uno de los intelectuales más desafiantes y provocadores que ha tenido nuestro país. Escritas en sus últimos ocho o nueve años, estas páginas nos va llevando a saltos hacia los ámbitos de una memoria que se resiste a considerar la aventura del pensamiento como aislada de la aventura de la vida, y que parece entregarse a una deriva en que lo trágico, lo cómico y lo doloroso de lo cotidiano se ponen a la par y se relacionan estrechamente con las preocupaciones filosóficas, políticas e históricas, en que los hechos mínimos dialogan con los grandes acontecimientos: 

“He leído que la famosa Piedra de Rosetta la descubrieron los franceses formando parte de un muro en Egipto. ¡Figúrense! ¡La Piedra de Rosetta empleada como bazofia para rellenar un hueco! Así me ocurre a mí con mi memoria, llena de tanta basura, pero de trecho en trecho, ¡una Piedra de Rosetta!"

Irónicamente, esta bazofia es la que proporciona vida a estas Evocaciones, que recuerdan a ratos la ligereza de Montaigne y la gracia del Juan de Mairena de Antonio Machado. La atención preponderante que pone Rivano en el chiste o la música popular se comprende mejor al entender la afirmación de la contradicción en el seno de la realidad aparente, tema que está en el centro de su desafiante pensamiento, fundado en una investigación sobre la dialéctica (desde los cínicos hasta Hegel, desde Marx hasta Francis H. Bradley) que no tiene temor a poner a lo real como objeto de su pesquisa. Comprendemos mejor esta perspectiva al leerlo:

“Yo me crie en la miseria. ¿Qué más puedo que pensar desde el punto de vista de la miseria?”

La evocación de la infancia toma un lugar relevante en estas notas, que dan cuenta de la formación de un intelectual que no puede olvidar la vida de privaciones que en buena medida sustenta su investigación filosófica. Y no es un relato amargo: siempre se nos aparece una pasión afirmativa por la vida (desde el recuerdo de los anhelados completos hasta las primeras experiencias sexuales), que excluye cualquier tipo de pudor. Se me hace inevitable pensar en las anécdotas de Diógenes, maestro reconocido por Rivano, precisamente por esta toma de posición a ras de suelo, que no desea separar, y no separa la virtud del placer.

Cómo no pensar en Diógenes, además, al observar la difícil relación de Rivano con el poder, tanto el poder que se le manifestó dentro del mundo académico (conflictos, que aborda in extenso y sin guardarse nombres, con casi todo el arco político), como afuera, de manera más violenta, con su destitución, detención y posterior exilio por parte de la Dictadura, en 1975. Tal como el filósofo de Cinope, la mirada de Rivano parece sostenerse de frente ante sus adversarios, en una posición desdeñosa que, paradójicamente, parece conocer (y a veces hasta respetar) los motivos detrás del poder.

Es un libro que sabe emocionar al leer dolores auténticos y la belleza del recuerdo, y hacer reír a carcajadas tan solo a la página siguiente. Ediciones Tácitas ha publicado una pieza imprescindible y luminosa en el opaco puzzle de la vida intelectual de nuestro país.           

 

No hay comentarios.: