sábado, octubre 28, 2006

BALADA DEL ENFERMO

In memoriam Gonzalo Millán
y Antonio Avaria


n’était-il pas poète...
Immortel comme un autre?...

Corbière

No sale bien la voz en estos
días. Menos se puede cantar
-se hace el ridículo, el aire
no puede alcanzar ni el más modesto
registro de tango; a lo más el
ayayay. ¿Se podrá hacer poemas?
La enfermedad –sea el nombre que tenga-
es un tema magnífico, pero cuesta
concentrarse bien. Todo el dolor,
la impaciencia, el tedio del mundo
recorre el cuerpo debilitado como si
una onda eléctrica: se puede hasta llorar
con un viejo bossa de Nico Fidenco, o
saltar de alegría con la ligera torpeza
de Dean Martín. ¿Cómo, entonces, escribir
lo que se llama un poema, trascendente,
el pleno despliegue de procedimientos
retóricos, los versos depurados y medidos,
cuando el mundo no deja en paz a nadie?
Militares, gripe, SIDA, y aquélla,
la impronunciable, todo se sube al tren
para que la mano tiemble, la gente
caiga dormida de pie como caballos, y de cada
tres versos uno quede en el limbo
del Leteo. La obra final es un registro inútil
e incompleto. Di, repite conmigo: eso no es
lo que yo quería decir
. El más grande
de los críticos, imperturbable y negro
termina con la trampa de la literatura:
tinta china volcada sobre el papel
más frágil de todos. Para el enfermo
lo que el enfermo se merece: la muda
reseña de piedra, la indestructible
metaliteratura del día después.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Puta Henrickson, ustedes los literatos no hacen otra cosa que hacerse "pajas" con el lenguaje.
Marco

Anónimo dijo...

Muy aburrrido el sujeto de la enuncciació. Ya,basta. Un poema largo de alguien que tiene tiempo para aburrirse. La cueva de los hombres-niños mimados.
Si esa es la resistencia RENUNCIO.