Por Andrés Florit
Siempre he asociado el blues a la poesía. Al menos, a la poesía que más me gusta. El desgarro original que sostiene esta música, la intensidad de los pocos acordes, la voz herida que sin embargo canta, sin patetismos, “sucia y desprolija” como diría el gran Pappo. El blues y la poesía son como hermanos, y ciertamente la poesía no necesita pasaporte para colarse en un viejo blues. Pero lo contrario no es fácil: quitarle la música al blues y que siga siendo blues en un libro de poesía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario